Siguiendo a Mozart: un viaje por Salzburgo

4.9

No puedes ir muy lejos en Salzburgo sin tropezarte con el nombre de Mozart. Estatuas, chocolates, imanes de recuerdo… está por todas partes. Pero esta excursión no trata de clichés. Se trata de lugares donde el muchacho estuvo realmente, donde la música se escribió, se tocó y se escuchó por primera vez. No perseguimos leyendas. Caminamos con Mozart, paso a paso, nota a nota.

Empezamos en la catedral de Salzburgo. No porque sea grandiosa, que lo es, sino porque aquí empezó todo. La pila bautismal sigue allí, en un rincón tranquilo, tallada en mármol oscuro. Wolfgang Amadeus Mozart fue bautizado aquí al día siguiente de nacer, en 1756. Su padre, Leopold, trabajaba para el arzobispo, por lo que la catedral era más que una iglesia para la familia: formaba parte de la vida cotidiana. Mozart compuso más tarde varias misas para este mismo espacio. Algunas se interpretaron mientras él tocaba el órgano, llenando la vasta nave con música que había escrito días antes. Aún puedes sentir ese eco si te paras a escuchar.

A pocos pasos está la Abadía de San Pedro, el monasterio más antiguo del mundo de habla alemana. La conexión aquí no es directa, pero es real. La abadía fue un centro de erudición y música sacra. Sus monjes dirigían escuelas, copiaban manuscritos, formaban coros. La familia de Mozart estaba impregnada de este mundo. Su hermana Nannerl estudiaba cerca, y el joven Wolfgang tocaba a menudo en las iglesias locales, incluida ésta. En el cementerio de la abadía descansa ahora Nannerl, junto a Michael Haydn, otro importante compositor de la época y amigo de la familia.

Luego pasamos al DomQuartier. No se trata de un solo edificio, sino de un complejo de salas y galerías que en su día formaron el núcleo del poder político y religioso de Salzburgo. Leopoldo Mozart trabajó aquí, al servicio de los príncipes-arzobispos que gobernaban la ciudad. Estos hombres lo controlaban todo: los impuestos, la cultura, incluso quién podía actuar y dónde. Los primeros años de la carrera de Wolfgang estuvieron condicionados, y a menudo limitados, por sus expectativas. Era brillante, sin duda, pero también joven, rebelde y cada vez más impaciente con la autoridad. Su paso por estos pasillos estuvo marcado por el aplauso y la frustración a partes iguales.

A continuación, entramos en el Museo de Salzburgo. Puede que no esperes que tenga mucho que decir sobre Mozart, pero así es. Entre las exposiciones sobre la arquitectura y el desarrollo barroco de la ciudad, encontrarás cartas personales, retratos, instrumentos e historias que muestran a Mozart no como un genio del mármol, sino como un músico en activo. Una sala se centra en sus viajes, largas y difíciles giras por Europa con su padre, tocando ante reyes, arzobispos y públicos escépticos. Otra destaca las tensiones con los gobernantes de Salzburgo que le llevaron a abandonar la ciudad para siempre.

Ahora cruzamos el río, en dirección a la Makartplatz. Allí se encuentra la Residencia Mozart. Fue el segundo hogar de la familia, que se trasladó aquí en 1773. Era más grande, más tranquila, más respetable. Aquí, Mozart escribió sinfonías, serenatas y música de cámara. Daba clases. Discutió con su padre. Se enamoró. Era una casa de trabajo, tensión y transición. Hoy es un museo lleno de manuscritos originales, objetos familiares y esa mezcla de brillantez y drama doméstico que definió sus primeros años de madurez.

Y finalmente, llegamos a Getreidegasse. El número 9. Una casa alta y amarilla con turistas siempre reunidos en la puerta principal. Aquí nació. La Geburtshaus de Mozart. Puedes pasear por habitaciones que aún conservan el ritmo de otra época. La cocina, el salón, el dormitorio donde el pequeño Wolfgang tocó por primera vez un teclado. Su primer violín también está aquí: pequeño, desgastado, manejado por miles de manos curiosas a lo largo de los años. En estas paredes, el prodigio tomó forma. No en un palacio, sino encima de una tienda, en una calle llena de ruido, comercio y vida cotidiana.

Es extraño, en el buen sentido, terminar aquí, donde empezó la música. No en una sala de conciertos, sino en una casa. Con la ciudad al otro lado de la ventana y el sonido de los pasos en la calle de abajo.

by Dani Keral

LUGARES QUE VISITARAS

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    Fecha

    Cualquier día

    Lugar de inicio

    Catedral de Salzburgo

    Distancia recorrida

    1489

    Duración

    40

    Idioma

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